Procesión conmemorando la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, alabado como rey con cantos y palmas. Durante la procesión se bendicen los ramos, se asperjan con agua bendita en silencio; durante la peregrinación se cantan salmos, antífonas y el himno a Cristo Rey: HIMNO A CRISTO REY
"Tú reinarás, este es el grito que ardiente exhalan nuestra fe Tú reinarás, oh Rey Bendito pues tú dijiste ¡Reinaré!
Coro: Reine Jesús por siempre Reine su corazón en nuestra patria, en nuestro suelo que es de María la nación
Tu reinarás, dulce esperanza, que el alma llena de placer; habrá por fin paz y bonanza, felicidad habrá doquier
Tu reinarás en este suelo, te prometemos nuestro amor, Oh buen Jesús, danos consuelo en este valle de dolor
Tú reinarás, Reina y ahora, en esta casa y población ten compasión del que implora y acude a ti en la aflicción.
Tú reinarás toda la vida trabajaremos con gran fe en realizar y ver cumplida la gran promesa: ¡Reinaré!
Que viva mi Cristo
Que viva mi Cristo que viva mi rey Que impere doquiera triunfante su ley Que impere doquiera triunfante su ley Viva Cristo Rey. Viva Cristo Rey.
Mexicanos un Padre tenemos Que nos dio la patria la unión A ese Padre gozosos antemos, Empuñando con fe su pendón
El formó con voz hacedora cuanto existe debajo del sol De la inercia y la nada incolora formó luz en candente arrebol
Nuestra Patria, la Patria querida, que arrulló nuestra cuna al nacer A Él le debe cuanto es en la vida Sobretodo el que sepa creer
Del Anahuac inculto y sangriento, en arranque sublime de amor, formó un pueblo, al calor de su aliento que lo aclame con fe y con valor
Su realeza proclame doquiera este pueblo que en el Tepeyac, tiene enhiesta su blanca bandera, a sus padres la rica heredad
En vano que cruel enemigo nuestro Cristo pretende humillar de este rey llevarán el castigo los que intenten su nombre ultrajar."
Se alterna con antífona: "Los niños hebreos, llevando ramos de olivo, salieron al encuentro del Señor, aclamando y diciendo: Hosanna en el cielo" y según las circunstancias se puede alternar con el SALMO 23
Luego de la procesión se procede a la misa normal, la cual contiene el evangelio de la Pasión de Cristo según: Mateo 26 o Marcos 14 o Lucas 22 o Juan 23. Acá les muestro un resumen abreviado del evangelio:
Jesús anuncia a sus Apóstoles su Pasión, Muerte y Resurrección:
Pocos días antes de la Fiesta de la Pascua, Jesús dijo a los doce Apóstoles: Vamos a subir a Jerusalén. Allí me entregarán en manos de los sumos sacerdotes y de los doctores de la Ley. Me condenarán a muerte y me entregarán a los Romanos. Ellos se burlarán de Mí, me escupirán, me azotarás y me matarán. Pero, a los tres días, Yo resucitaré. (Mc. 10, 32-34) Judas, uno de los Apóstoles, traiciona a su Señor: Dos días antes de la Fiesta de Pascua se reunieron los sumos sacerdotes y los doctores de la Ley. Desde hace tiempo buscaban una ocasión para apresar a Jesús y matarlo. Uno de los doce Apóstoles, Judas Iscariote, fue a los sacerdotes y les dijo: Estoy dispuesto a entregarles a Jesús. A ellos les encantó oír esto y le prometieron una buena recompensa: treinta monedas de plata. Desde aquel momento, Judas buscaba la ocasión para entregar a Jesús. (Mc. 14, 1-2 y 10-11) Jesús ora en el Monte de los Olivos:
Después de la Ultima Cena, en la que Jesús había celebrado con sus discípulos la Fiesta de Pascua, Jesús se dirigió a un huerto que había en el Monte de los Olivos. Tres de sus Apóstoles estaban con El. Al llegar allí, les dijo Jesús: Orad para ser fuertes en la tentación. Después Jesús entró al huerto solo. Allí se arrodilló y oraba de esta manera: Padre, si quieres puedes quitarme este sufrimiento y la muerte. Pero no se haga mi voluntad sino la tuya. En su angustia, Jesús oraba tan insistentemente, que su sudor era como gotas de sangre que caían hasta el suelo. Finalmente, se levantó y volvió a donde estaban sus discípulos. Pero los Apóstoles dormían. Jesús les dijo: ¿Por qué duermen? Estén dispuestos y oren para resistir la prueba que ha de llegar. Todavía estaba Jesús hablando con ellos, cuando unos hombres entraron en el huerto. Los guiaba Judas Iscariote. Este se acercó a Jesúspara darle un beso de saludo. Jesús preguntó: Judas, ¿me vas a entregar con un beso? Enseguida los que acompañaban a Judas pusieron preso a Jesús. Jesús ante el Consejo Supremo (Sanedrín) de los judíos:
A la mañana, se reunieron los ancianos del pueblo, los sumos sacerdotes y los doctores de la Ley para interrogar y acusar a Jesús: Si eres Tú el Salvador prometido por Dios a su Pueblo, dínoslo. Jesús respondió: Aunque se los dijera, no me creerían. Y si le hiciera una pregunta, no me responderían. Pero pronto el Hijo del Hombre estará sentado a la derecha de Dios. Entonces le preguntaron: ¿Así que tú eres el Hijo de Dios? Jesús replicó: Ustedes mismos lo están diciendo: lo soy. Entonces exclamaron todos: Ya no necesitamos testigos. Todos hemos oído lo que ha dicho. (Lc. 22, 67-71). Jesús ante Pilato:
Los jefes del pueblo llevaron a Jesús ante el Gobernador Romano: Poncio Pilato, porque era el que tenía autoridad para mandarlo a matar. Le acusaron: Este hombre está alborotando al pueblo. Afirma que El es el Salvador, el Rey. Pilato preguntó a Jesús: ¿Tú eres Rey? Jesús contestó: Mi Reino no es de este mundo. Si así fuera, mis servidores habrían luchado por defenderme. Yo soy Rey y he venido al mundo para dar testimonio de la Verdad. Todo el que se interesa por la verdad escucha lo que Yo digo. Entonces Pilato preguntó: ¿Qué es la Verdad? Pilato dijo a los que acusaban a Jesús: No veo ninguna razón para declararlo culpable. Todos los años, en Pascua, concedo la libertad a un preso. ¿Indultaré este año al Rey de los Judíos? Contestaron a gritos: ¡No, a Jesús no! ¡Indulta a Barrabás! Barrabás era un bandido. Pero Pilato dejó en libertad a Barrabás y ordenó que azotaran a Jesús, a ver si los acusadores de Jesús se conformaban con ese castigo. Los soldados romanos, no sólo lo azotaron, sino que –para burlarse- tejieron una corona de espinas y la colocaron brutalmente sobre la cabeza de Jesús. Luego le echaron sobre los hombros un manto rojo y se burlaban de El: ¡Ave, Rey de los Judíos! Y, además, le daban bofetadas. Pilato presentó a Jesús a sus acusadores y les dijo: Miren, miren a este Hombre. Pero ellos gritaban más duro: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Pilato dijo: Yo no encuentro ninguna razón para condenarlo. Pero ellos le replicaron: Ha dicho, refiriéndose a sí mismo, que es el Hijo de Dios. Y estuvieron amenazando a Pilato de acusarlo con el Emperador romano, hasta que éste tuvo miedo y condenó a Jesús a morir en la cruz. (Jn. 18, 28 a 19, 16). Jesús muere en la Cruz:
Jesús cargó con su cruz hasta las afueras de Jerusalén, hasta lo alto de la colina que se llamaba Gólgota. Allí lo clavaron en la Cruz. Con él fueron también ejecutados dos ladrones, uno a la izquierda y otro a la derecha de Jesús. Pilato ordenó que clavaran en lo alto de la Cruz un letrero que decía: Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos. Los sumos sacerdotes no les gustó el letrero y pidieron a Pilato que pusiera: El que decía ser el Rey de los Judíos. Pero Pilato no quiso cambiar nada. Al pie de la Cruz estaba María, la Madre de Jesús y tres mujeres más. También estaba el Apóstol San Juan al lado de su Madre. Antes de morir, Jesús, sabiendo que había cumplido ya todo, dijo: Todo está cumplido. Entonces con un fuerte grito, inclinó la cabeza y murió. (Jn. 19, 17-30). Jesús es sepultado:
José de Arimatea, persona importante, miembro del Consejo Supremo de los Judíos, pero que era también seguidor de Jesús y esperaba que se estableciera el Reino de Dios, fue al atardecer a Pilato y le pidió: Permíteme bajar de la cruz a Jesús y darle sepultura. Pilato le dio permiso para sepultar el cuerpo de Jesús. José compró un lienzo, descolgaron de la cruz el cuerpo de Jesús, lo envolvió en el lienzo y lo pusieron en un sepulcro excavado en la roca. Después se colocó una gran piedra para tapar la entrada del sepulcro.
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LUNES SANTO
Misa normal cuyas lecturas son:
Lectura del libro de Isaías 42, 1-7
Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo;mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.» Así dice el Señor Dios, que creó y desplegó los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, dio el respiro al pueblo que la habita y el aliento a los que se mueven en ella: «Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 26, 1. 2. 3. 13-14 (R/.: 1a)
R/. El Señor es mi luz y mi salvación. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R/. Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos? enemigos y adversarios, tropiezan y caen. R/. Si un ejército acampa contra mi, mi corazón no tiembla;si me declaran la guerra, me siento tranquilo. R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R/.
Versículo antes del evangelio Salve, Rey nuestro, solamente tú te has compadecido de nuestros errores.
EVANGELIO DE LA MISA
Lectura del santo evangelio según san Juan 12,1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien habla resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena;Marta servia, y Lázaro era uno de los que estaban con el a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, autentico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugo con su cabellera. Y la casa se lleno de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: —«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?» Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón;y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando. Jesús dijo: —«Déjala;lo tenía guardado para el día de mi sepultura;porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.» Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.
MARTES SANTO
Misa normal cuyas lecturas son:
Lectura del libro de Isaías (49,1-6): Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: - «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré». Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas». En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor,el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolvise a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza: - «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15.17
R/. Mi boca contará tu salvación, Señor A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame. R. Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa. R. Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R. Mi boca contará tu justicia, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R.
EVANGELIO DE LA MISA
Lectura del santo evangelio según san Juan (13,21-33.36-38):
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo: - «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar». Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: - «Señor, ¿quién es?». Le contestó Jesús: - «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado». Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: - «Lo que vas hacer, hazlo pronto». Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: - «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me busca¬réis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: "Donde yo voy, vosotros no podéis ir"» Simón Pedro le dijo: - «Señor, ¿a dónde vas?». Jesús le respondió: - «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde». Pedro replicó: - «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti». Jesús le contestó: - «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».
Palabra del Señor
MIÉRCOLES SANTO
Misa normal cuyas lecturas son:
Lectura del libro de Isaías 50, 4-9a
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído;yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba;no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes;por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí?? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mi? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 68, 8-10. 21-22. 31 y 33-34 (R/.:14c y b)
R/. Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor. Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre;porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/. La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco. Espero compasión, y no la hay; consoladores, y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre. R/. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias. Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. R/.
Aclamación del Evangelio
Versículo antes del evangelio Salve, Rey nuestro, solamente tú te has compadecido de nuestros errores.
EVANGELIO DE LA MISA
Lectura del santo evangelio según san Mateo 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: —«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?» Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: —«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?» Él contestó: —«Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca;deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."» Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo: —«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.» Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: —«¿Soy yo acaso, Señor?» Él respondió: —«El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él;pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!;más le valdría no haber nacido.» Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: —«¿Soy yo acaso, Maestro?» Él respondió: —«Tú lo has dicho.»
A partir del jueves santo comienza el triduo pascual, los tres(3) días más importantes de la liturgia católica y con la cual finaliza el tiempo de la cuaresma : 1 día de triduo pascual jueves Santo; 2 día de triduo pascual viernes Santo; 3 día de triduo pascual sábado Santo: Cuyo contenido "Es el memorial de un drama de amor que nos evidencia que nunca seremos abandonados en las pruebas de la vida."
JUEVES SANTO
AQUÍ COMIENZA EL 1 DÍA DE TRIDUO PASCUAL
Celebraciones de este día:
1. MISA CRISMAL, celebrada en la mañana en las respectivas Diósecis los Obispos y sacerdotes en un altar, donde consagran los santos óleos(aceites), que se usaran durante el año en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden sacerdotal, Unción de los enfermos y otras celebraciones.
Las lecturas de esta misa son:
2. Misa en la tarde durante la cual y antes del ofertorio se conmemora la Última Cena y el lavatorio de pies, igualmente la instuitución de la Eucaristía y el Orden sacerdotal.
Las lecturas de la misa vespertina son:
Primera lectura del libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: «Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de los hijos de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino más próximo a su casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año; lo escogeréis entre los corderos o los cabritos. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer”. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo comáis. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y hierbas amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor. Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera a la tierra de Egipto. Este será un día memorable para vosotros; en él celebraréis fiesta en honor del Señor. De generación en generación, como ley perpetua lo festejaréis».
SALMO RESPONSORIAL
Sal 115, 12-13. 15-16. 17-18
R/. El cáliz de la bendición es comunión de la sangre de Cristo
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor. R/.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas. R/.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando el nombre del Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R/.
Segunda lectura de la carta del apóstol Pablo a los Corintios 11,23-26
Hermanos:Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía». Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:«Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía». Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
EVANGELIO DE LA MISA
Lectura del santo evangelio según san Juan 13, 1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando; ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y este le dice: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?». Jesús le replicó: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». Pedro le dice: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza». Jesús le dice: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis».
Además conmemoramos este día la noche de oración de Jesús en el Huerto de Los Olivos
Marcos 14:32-42
Fueron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús les dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí mientras yo oro». Se llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a sentir temor y tristeza. «Es tal la angustia que me invade que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y vigilen».
Yendo un poco más allá, se postró en tierra y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por aquella hora. Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo,pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».
Luego volvió a sus discípulos y los encontró dormidos. «Simón —le dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una hora? Vigilen y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».
Una vez más se retiró e hizo la misma oración. Cuando volvió, los encontró dormidos otra vez, porque se les cerraban los ojos de sueño. No sabían qué decirle. Al volver por tercera vez, les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? ¡Se acabó! Ha llegado la hora. Miren, el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!»
MONUMENTO Y VISITA DE LAS SIETE IGLESIAS
Luego de la misa vespertina tiene lugar hacer un monumento para resaltar la Eucaristía, y exponerla de una manera solemne para la adoración de los fieles.
Es una tradición en nuestro medio visitar siete monumentos en templos diferentes, la razón de esto es: "los ires y venires de Jesús" la noche de su traición.
1 Monumento. Recuerda el camino desde el cenáculo hasta el huerto de Getsemaní.
2 Monumento. Desplazamiento desde el Huerto de los Olivos a casa de Anás, donde Jesús fue interrogado.
3 Monumento. Ruta a casa de Caifás donde Jesús sufrió insultos y escupitazos.
4 Monumento. Presencia de Jesús ante Poncio Pilato.
5 Monumento. Comparecencia de Jesús ante Herodes.
6 Monumento. Segunda presentación de Jesús ante Poncio Pilato, coronado de espinas y condenado a muerte.
7 Monumento. Periplo desde la casa de Poncio Pilato hasta el monte El Calvario.
Debo anotar que otros asemejan los siete monumentos con las siete iglesias descritas en el Apocalipsis de Juan: Iglesia de Efeso(iglesia que había dejado su primer amor), Iglesia de Esmirna(iglesia que sufriría persecución), Iglesia de Pérgamo(iglesia que necesitaba arrepentirse), Iglesia de Tiatira(iglesia que tenía una falsa profetisa), Iglesia de Sardis(iglesia que había quedado dormida), Iglesia de Filadelfia(iglesia que había perseverado pacientemente), Iglesia de Laodicea(iglesia con una fe tibia).
Esto nos indica las diferentes situaciones en que puede hallarse la iglesia en cualquier periodo de la historia.
VIERNES SANTO
2 DÍA DE TRIDUO PASCUAL: PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS
Momento culminante del amor de Jesús, día de silencio, de penitencia, ayuno y abstinencia.
No hay ofertorio, ni consagración de especies eucarísticas y se realiza comunión eucarística.
Veamos cada una de estas ceremonias
VIACRUCIS
En cada estación iniciamos con: "Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo."
Al final del Viacrucis y de manera opcional leen la siguiente oración, la acomodo para que la lean:
En las horas de la tarde se da comienzo a:
LITURGIA DE LA PALABRA(2 lecturas, 1 salmo, 1 evangelio)
Lectura del libro de Isaías (52,13–53,12):
Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor. Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.
Palabra de Dios
Sal 30,2.6.12-13.15-16.17.25 R/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu
A ti , Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R/.
Soy la burla de todos mis enemigos,
la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos;
me ven por la calle, y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cacharro inútil. R/.
Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano están mis azares;
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor. R/.
Lectura de la carta a los Hebreos (4,14-16;5,7-9): Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente. Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. Palabra de Dios
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan (18,1–19,42):
C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:
+ «¿A quién buscáis?»
C. Le contestaron:
S. «A Jesús, el Nazareno.»
C. Les dijo Jesús:
+ «Yo soy.»
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:
+ «¿A quién buscáis?»
C. Ellos dijeron:
S. «A Jesús, el Nazareno.»
C. Jesús contestó:
+ «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos»
C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste.» Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
+ «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?»
C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.» Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:
S. «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?»
C. Él dijo:
S. «No lo soy.»
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contestó:
+ «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.»
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaban allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
S. «¿Así contestas al sumo sacerdote?»
C. Jesús respondió:
+ «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?»
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:
S. «¿No eres tú también de sus discípulos?»
C. Él lo negó, diciendo:
S. «No lo soy.»
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
S. «¿No te he visto yo con él en el huerto?»
C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:
S. «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?»
C. Le contestaron:
S. «Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos.»
C. Pilato les dijo:
S. «Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.»
C. Los judíos le dijeron:
S. «No estamos autorizados para dar muerte a nadie.»
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Jesús le contestó:
+ «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»
C. Pilato replicó:
S. «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
C. Jesús le contestó:
+ «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.»
C. Pilato le dijo:
S. «Conque, ¿tú eres rey?»
C. Jesús le contestó:
+ «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»
C. Pilato le dijo:
S. «Y, ¿qué es la verdad?»
C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:
S. «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?»
C. Volvieron a gritar:
S. «A ése no, a Barrabás.»
C. El tal Barrabás era un bandido. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:
S. «¡Salve, rey de los judíos!»
C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. «Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa.»
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:
S. «Aquí lo tenéis.»
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
S. «¡Crucifícalo, crucíficalo!»
C. Pilato les dijo:
S «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él.»
C. Los judíos le contestaron:
S «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.»
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:
S. «¿De dónde eres tú?»
C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:
S. «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?»
C. Jesús le contestó:
+ «No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.»
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. «Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César.»
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman "el Enlosado" (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:
S. «Aquí tenéis a vuestro rey.»
C. Ellos gritaron:
S. «¡Fuera, fuera; crucifícalo!»
C. Pilato les dijo:
S. «¿A vuestro rey voy a crucificar?»
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. «No tenemos más rey que al César.»
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos.» Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:
S. «No, escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos."»
C. Pilato les contestó:
S. «Lo escrito, escrito está.»
C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:
S. «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca.»
C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
+ «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
C. Luego, dijo al discípulo:
+ «Ahí tienes a tu madre.»
C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
+ «Tengo sed.»
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
+ «Está cumplido.»
C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.» Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
Palabra del Señor
SERMÓN DE LAS SIETE PALABRAS
ORACIÓN UNIVERSAL
Monición:
Todos los domingos, en la Eucaristía, después de escuchar la Palabra de Dios, levantamos los ojos y oramos por las necesidades de la Iglesia y del mundo entero. Hoy, después de haber escuchado la narración emocionante de la Pasión del Señor, nuestra oración quiere ser más intensa que nunca. Oremos hermanos con todo nuestro corazón para que nadie quede fuera de la vida que nace de la cruz de Jesucristo.
1. Por la Santa Iglesia
Oremos, hermanos, por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor le conceda la paz y la unidad, la proteja en todo el mundo y nos conceda la vida serena, para alabar a Dios Padre todo poderoso. (Pausa)
2. Por el Papa
Oremos también por nuestro santo padre el Papa Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo llamó de entre los obispos, lo asista y proteja para bien de la Iglesia, como guía y pastor del pueblo santo de Dios. (Pausa)
3. Por el Pueblo de Dios y sus Ministros
Oremos también por nuestro Arzobispo N., por todos los obispos, presbíteros y diáconos, por los que ejercen algún ministerio en la Iglesia, y por todos los miembros del pueblo santo de Dios. (Pausa)
4. Por los Catecúmenos
Oremos también por los catecúmenos, para que Dios nuestro Señor les ilumine interiormente, y les comunique su amor; y para que, mediante el bautismo, se les perdonen todos sus pecados y queden incorporados a Cristo Nuestro Señor. (Pausa)
5. Por la unidad de los cristianos
Oremos también por todos aquellos hermanos nuestros que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor les conceda vivir sinceramente lo que profesan y se digne reunirlos para siempre en un solo rebaño, bajo un solo pastor. (Pausa)
6. Por los Judíos
Oremos también por el pueblo Judío, al que Dios se dignó hablar por medio de los profetas, para que el Señor le conceda progresar continuamente en el amor a su nombre y en fidelidad a su alianza. (Pausa)
7. Por los que no creen en Cristo
Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan encontrar el camino de la salvación. (Pausa)
8. Por los que no creen en Dios
Oremos también por los que no conocen a Dios, para que obren siempre con bondad y rectitud y puedan llegar así a conocer a Dios (Pausa)
9. Por los gobernantes
Oremos también por los jefes de Estado y todos los responsables de los asuntos públicos, para que Dios nuestro Señor les inspire decisiones que promuevan el bien común, en un ambiente de paz y libertad. (Pausa)
10. Por los que se encuentran en alguna tribulación
Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que libre al mundo de todas sus miserias, dé salud a los enfermos y pan a los que tienen hambre, libre a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un pronto retorno a los que se encuentran lejos del hogar y la vida eterna a los moribundos. (Pausa)
Este segundo link, corresponde al Himno de la cruz, uno de los más bellos pasajes en relación con la Santa Veracruz(verdadera cruz)
Lo anexo en español para que lo disfruten en su contenido:
Terminada la oración universal, se hace la adoración solemne de la santa Cruz, elijase la forma que se juzgue más apropiada pastoralmente, de acuerdo con las circunstancias.
INVITATORIO AL PRESENTAR LA CRUZ
V. Miren el árbol de la cruz, donde estuvo clavado Cristo, el salvador del mundo. R/. Vengan y adoremos. V. Miren el árbol de la cruz, donde estuvo clavado Cristo, el salvador del mundo. R/. Vengan y adoremos. V. Miren el árbol de la cruz, donde estuvo clavado Cristo, el salvador del mundo. R/. Vengan y adoremos.
El sacerdote, el clero y los fieles se acercan procesionalmente y adoran la cruz, haciendo delante de ella una genuflexión simple o algún otro signo de veneración (como el de besarla), según la costumbre de la región. Mientras tanto, se canta la antífona "Tu Cruz adoramos" (p.302ss), los Improperios, u otros cánticos apropiados. Terminada la adoración, la cruz es llevada al altar y puesta en un lugar relevante, con los ciriales o los candeleros a su lado.
IMPROPERIOS
Las partes que corresponden al primer coro se indican con el número 1; las que corresponden al segundo con el número 2; las que deben cantarse juntamente por los dos coros, con los números 1 y 2. Algunos versos también pueden cantarse por dos cantores.
I
1 y 2. Pueblo mío, ¿qué mal te he causado, o en qué cosa te he ofendido? Respóndeme. 1. ¿Porque yo te saqué de Egipto, tú le has preparado una cruz a tu Salvador? 2. Pueblo mío, ¿qué mal te he causado, o en qué cosa te he ofendido? Respóndeme. 1. Hágios o Theós. 2. Santo Dios. l. Hágios Ischyrós. 2. Santo fuerte. 1. Hágios Athánatos, eléison himás. 2. Santo inmortal, ten piedad de nosotros. 1 y 2. ¿Porque yo te guié cuarenta años por el desierto, te alimenté con el maná y te introduje en una tierra fértil, tú le preparaste una cruz a tu Salvador? 1. Hágios O Theós. 2. Santo Dios. l. Hágios Ischyrós. 2. Santo fuerte. l. Hágios Athánatos, eléison himás. 2. Santo inmortal, ten piedad de nosotros. 1 y 2. ¿Qué más pude hacer, o qué dejé sin hacer por ti? Yo mismo te elegí y te planté, hermosa viña mía, pero tú te has vuelto áspera y amarga conmigo, porque en mi sed me diste de beber vinagre y has plantado una lanza en el costado a tu Salvador. 1. Hágios o Theós. 2. Santo Dios. l. Hágios Ischyrós. 2. Santo fuerte. l. Hágios Athánatos, eléison himás. 2. Santo inmortal, ten piedad de nosotros.
II
Cantores:
Por ti yo azoté a Egipto y a sus primogénitos, y tú me has entregado para que me azoten.
1 Y 2 repiten: Pueblo mío, ¿qué mal te he causado, o en qué cosa te he ofendido? Respóndeme. Cantores: Yo te saqué de Egipto y te libré del faraón en el Mar Rojo, y tú me has entregado a los sumos sacerdotes. 1 y 2 repiten: Pueblo mío ... Cantores: Yo te abrí camino por el mar, y tú me has abierto el costado con tu lanza. 1 y 2 repiten: Pueblo mío ... Cantores: Yo te serví de guía con una columna de nubes, y tú me has conducido al pretorío de Pilato. 1 y 2 repiten: Pueblo mío ... Cantores: Yo te di de comer maná en el desierto y tú me has dado de bofetadas y azotes. 1 y 2 repiten: Pueblo mío ... Cantores: Yo te di a beber el agua salvadora que brotó de la peña, y tú me has dado a beber hiel y vinagre. 1 y 2 repiten: Pueblo mío ... Cantores: Por ti yo herí a los reyes cananeos, y tú, con una caña, me has herido en la cabeza. 1 y 2 repiten: Pueblo mío ... Cantores: Yo puse en tus manos un cetro real, y tú me has puesto en la cabeza una corona de espinas. 1 y 2 repiten: Pueblo mío ...
Cantores:
Yo te exalté con mi omnipotencia, y tú me has hecho subir a la deshonra de la Cruz.
1 y 2 repiten: Pueblo mío ...
HIMNO
Todos:
Cruz amable y redentora, árbol noble, espléndido. Ningún árbol fue tan rico, ni en sus frutos ni en su flor Dulce leño, dulces clavos. Dulce el fruto que nos dio. Cantores: Canta, oh lengua jubilosa, el combate singular en que el Salvador del mundo, inmolado en una cruz, con su sangre redentora a los hombres rescató. Todos: Cruz amable y redentora, árbol noble, espléndido. Ningún árbol fue tan rico, ni en sus frutos ni en su flor. Cantores: Cuando Adán, movido a engaño, comió el fruto del Edén, el Creador, compadecido, desde entonces decretó que un árbol nos devolviera lo que un árbol nos quitó. Todos: Dulce leño, dulces clavos, dulce el fruto que nos dio. Cantores: Quiso, con sus propias armas, vencer Dios al seductor, la sabiduría a la astucia fiero duelo le aceptó, para hacer surgir la vida donde la muerte brotó. Todos: Cruz amable y redentora, árbol noble, espléndido. Ningún árbol fue tan rico, ni en sus frutos ni en su flor. Cantores: Cuando el tiempo hubo llegado, el Eterno nos envió a su Hijo desde el cielo, Dios eterno como él, que en el seno de una Virgen carne humana revistió. Todos: Dulce leño, dulces clavos, dulce el fruto que nos dio. Cantores: Hecho un niño está llorando, de un pesebre en la estrechez. En Belén, la Virgen madre en pañales lo envolvió. He allí al Dios potente, pobre, débil, párvulo. Todos: Cruz amable y redentora, árbol noble, espléndido. Ningún árbol fue tan rico, ni en sus frutos ni en su flor. Cantores: Cuando el cuerpo del Dios-Hombre alcanzó su plenitud, al tormento, libremente, cual cordero, se entregó, pues a ello vino al mundo a morir en una cruz. Todos: Dulce leño, dulces clavos, dulce el fruto que nos dio. Cantores: Ya se enfrenta a las injurias, a los golpes y al rencor, ya la sangre está brotando de la fuente de salud. En qué río tan divino se ha lavado la creación. Todos: Cruz amable y redentora, árbol noble, espléndido. Ningún árbol fue tan rico, ni en sus frutos ni en su flor. Cantores: Árbol santo, cruz excelsa, tu dureza ablanda ya, que tus ramas se dobleguen al morir el Redentor y en tu tronco suavizado, lo sostengas con piedad. Todos: Dulce leño, dulces clavos, dulce el fruto que nos dio. Cantores: Feliz puerto preparaste para el mundo náufrago y el rescate presentaste para nuestra redención, pues la Sangre del Cordero en tus brazos se ofrendó. Todos: Cruz amable y redentora, árbol noble, espléndido. Ningún árbol fue tan rico, ni en sus frutos ni en su flor. Conclusión que nunca debe omitirse: Todos: Elevemos jubilosos a la augusta Trinidad, nuestra gratitud inmensa, por su amor y redención, al eterno Padre, al Hijo y al Espíritu de amor. Amén.
SAGRADA COMUNIÓN
"Canta, lengua, la victoria del más glorioso combate, y celebra el noble triunfo de la cruz, y cómo el Redentor del mundo venció inmolado en ella"
Se extiende un pequeño mantel sobre el altar y se colocan sobre él un corporal, un purificador y el libro. Se trae el Santísimo Sacramento del lugar donde se reservó y se deposita sobre el altar. Dos acólitos con candelabros encendidos acompañan al Santísimo Sacramento. Una vez depositado el Santísimo Sacramento sobre el altar y descubierto el copón, el sacerdote hace genuflexión. Ahí, teniendo las manos juntas, invita a decir la oración dominical (Padrenuestro).
C. Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir: T. Padre nuestro ... C. Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador, Jesucristo. T. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que nos has redimido con la gloriosa muerte y resurrección de tu Hijo Jesucristo, prosigue en nosotros la obra de tu misericordia, para que, mediante nuestra participación en este misterio, permanezcamos dedicados a tu servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Envía, Señor, sobre este pueblo tuyo, que ha conmemorado la muerte de tu Hijo, en espera de su resurrección, la abundancia de tu bendición; llegue a él tu perdón, reciba tu consuelo, se acreciente su fe santa y se consolide su eterna redención. Por Jesucristo, nuestro Señor. Y todos, haciendo genuflexión a la Cruz, se retiran en silencio. No se dan avisos. A su debido tiempo se desnuda de nuevo el altar.
SÁBADO SANTO
3 DÍA DE TRIDUO PASCUAL: VIGILIA PASCUAL
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