Procesión conmemorando la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén,
alabado como rey con cantos y palmas. Durante la procesión se
bendicen los ramos, se asperjan con agua bendita en silencio;
durante la peregrinación se cantan salmos, antífonas y el himno a
Cristo Rey: HIMNO A CRISTO REY
"Tú reinarás, este es el grito que ardiente exhalan nuestra fe Tú reinarás, oh Rey Bendito pues tú dijiste ¡Reinaré!
Coro: Reine Jesús por siempre Reine su corazón en nuestra patria, en nuestro suelo que es de María la nación
Tu reinarás, dulce esperanza, que el alma llena de placer; habrá por fin paz y bonanza, felicidad habrá doquier
Tu reinarás en este suelo, te prometemos nuestro amor, Oh buen Jesús, danos consuelo en este valle de dolor
Tú reinarás, Reina y ahora, en esta casa y población ten compasión del que implora y acude a ti en la aflicción.
Tú reinarás toda la vida trabajaremos con gran fe en realizar y ver cumplida la gran promesa: ¡Reinaré!
Que viva mi Cristo
Que viva mi Cristo que viva mi rey Que impere doquiera triunfante su ley Que impere doquiera triunfante su ley Viva Cristo Rey. Viva Cristo Rey.
Mexicanos un Padre tenemos Que nos dio la patria la unión A ese Padre gozosos antemos, Empuñando con fe su pendón
El formó con voz hacedora cuanto existe debajo del sol De la inercia y la nada incolora formó luz en candente arrebol
Nuestra Patria, la Patria querida, que arrulló nuestra cuna al nacer A Él le debe cuanto es en la vida Sobretodo el que sepa creer
Del Anahuac inculto y sangriento, en arranque sublime de amor, formó un pueblo, al calor de su aliento que lo aclame con fe y con valor
Su realeza proclame doquiera este pueblo que en el Tepeyac, tiene enhiesta su blanca bandera, a sus padres la rica heredad
En vano que cruel enemigo nuestro Cristo pretende humillar de este rey llevarán el castigo los que intenten su nombre ultrajar."
Se alterna con antífona:
"Los niños hebreos, llevando ramos de olivo, salieron al
encuentro del Señor, aclamando y diciendo: Hosanna en el
cielo" y según las circunstancias se puede alternar con el SALMO 23
Luego de la procesión se procede a la misa normal, la cual
contiene el evangelio de la Pasión de Cristo según: Mateo 26 o
Marcos 14 o Lucas 22 o Juan 23. Acá les muestro un resumen
abreviado del evangelio:
Jesús anuncia a sus Apóstoles su Pasión, Muerte y
Resurrección:
Pocos días antes de la Fiesta de la Pascua, Jesús dijo a los
doce Apóstoles: Vamos a subir a Jerusalén. Allí me entregarán
en manos de los sumos sacerdotes y de los doctores de la Ley.
Me condenarán a muerte y me entregarán a los Romanos. Ellos se
burlarán de Mí, me escupirán, me azotarás y me matarán. Pero,
a los tres días, Yo resucitaré. (Mc. 10, 32-34) Judas,
uno de los Apóstoles, traiciona a su Señor: Dos días
antes de la Fiesta de Pascua se reunieron los sumos sacerdotes
y los doctores de la Ley. Desde hace tiempo buscaban una
ocasión para apresar a Jesús y matarlo. Uno de los doce
Apóstoles, Judas Iscariote, fue a los sacerdotes y les dijo:
Estoy dispuesto a entregarles a Jesús. A ellos les encantó oír
esto y le prometieron una buena recompensa: treinta monedas de
plata. Desde aquel momento, Judas buscaba la ocasión para
entregar a Jesús. (Mc. 14, 1-2 y 10-11) Jesús ora en el Monte de los Olivos:
Después de la Ultima Cena, en la que Jesús había
celebrado con sus discípulos la Fiesta de Pascua, Jesús se
dirigió a un huerto que había en el Monte de los Olivos. Tres
de sus Apóstoles estaban con El. Al llegar allí, les dijo
Jesús: Orad para ser fuertes en la tentación. Después Jesús
entró al huerto solo. Allí se arrodilló y oraba de esta
manera: Padre, si quieres puedes quitarme este sufrimiento y
la muerte. Pero no se haga mi voluntad sino la tuya. En
su angustia, Jesús oraba tan insistentemente, que su sudor era
como gotas de sangre que caían hasta el suelo. Finalmente, se
levantó y volvió a donde estaban sus discípulos. Pero los
Apóstoles dormían. Jesús les dijo: ¿Por qué duermen? Estén
dispuestos y oren para resistir la prueba que ha de llegar. Todavía
estaba Jesús hablando con ellos, cuando unos hombres entraron
en el huerto. Los guiaba Judas Iscariote. Este se acercó a
Jesúspara darle un beso de saludo. Jesús preguntó: Judas, ¿me
vas a entregar con un beso? Enseguida los que acompañaban
a Judas pusieron preso a Jesús. Jesús ante el Consejo Supremo (Sanedrín) de los judíos:
A la mañana, se reunieron los ancianos del
pueblo, los sumos sacerdotes y los doctores de la Ley para
interrogar y acusar a Jesús: Si eres Tú el Salvador prometido
por Dios a su Pueblo, dínoslo. Jesús respondió: Aunque se los
dijera, no me creerían. Y si le hiciera una pregunta, no me
responderían. Pero pronto el Hijo del Hombre estará sentado a
la derecha de Dios. Entonces le preguntaron: ¿Así que tú eres
el Hijo de Dios? Jesús replicó: Ustedes mismos lo están
diciendo: lo soy. Entonces exclamaron todos: Ya no necesitamos
testigos. Todos hemos oído lo que ha dicho. (Lc. 22,
67-71). Jesús ante Pilato:
Los jefes
del pueblo llevaron a Jesús ante el Gobernador Romano: Poncio
Pilato, porque era el que tenía autoridad para mandarlo a
matar. Le acusaron: Este hombre está alborotando al pueblo.
Afirma que El es el Salvador, el Rey. Pilato preguntó a Jesús:
¿Tú eres Rey? Jesús contestó: Mi Reino no es de este mundo. Si
así fuera, mis servidores habrían luchado por defenderme. Yo
soy Rey y he venido al mundo para dar testimonio de la Verdad.
Todo el que se interesa por la verdad escucha lo que Yo digo.
Entonces Pilato preguntó: ¿Qué es la Verdad? Pilato dijo
a los que acusaban a Jesús: No veo ninguna razón para
declararlo culpable. Todos los años, en Pascua, concedo la
libertad a un preso. ¿Indultaré este año al Rey de los Judíos?
Contestaron a gritos: ¡No, a Jesús no! ¡Indulta a Barrabás!
Barrabás era un bandido. Pero Pilato dejó en libertad a
Barrabás y ordenó que azotaran a Jesús, a ver si los
acusadores de Jesús se conformaban con ese castigo. Los
soldados romanos, no sólo lo azotaron, sino que –para
burlarse- tejieron una corona de espinas y la colocaron
brutalmente sobre la cabeza de Jesús. Luego le echaron sobre
los hombros un manto rojo y se burlaban de El: ¡Ave, Rey de
los Judíos! Y, además, le daban bofetadas. Pilato
presentó a Jesús a sus acusadores y les dijo: Miren, miren a
este Hombre. Pero ellos gritaban más duro: ¡Crucifícalo!
¡Crucifícalo! Pilato dijo: Yo no encuentro ninguna razón para
condenarlo. Pero ellos le replicaron: Ha dicho, refiriéndose a
sí mismo, que es el Hijo de Dios. Y estuvieron amenazando a
Pilato de acusarlo con el Emperador romano, hasta que éste
tuvo miedo y condenó a Jesús a morir en la cruz. (Jn. 18, 28 a
19, 16). Jesús muere en la Cruz:
Jesús
cargó con su cruz hasta las afueras de Jerusalén, hasta lo
alto de la colina que se llamaba Gólgota. Allí lo clavaron en
la Cruz. Con él fueron también ejecutados dos ladrones, uno a
la izquierda y otro a la derecha de Jesús. Pilato ordenó
que clavaran en lo alto de la Cruz un letrero que decía: Jesús
de Nazaret, Rey de los Judíos. Los sumos sacerdotes no les
gustó el letrero y pidieron a Pilato que pusiera: El que decía
ser el Rey de los Judíos. Pero Pilato no quiso cambiar
nada. Al pie de la Cruz estaba María, la Madre de Jesús y
tres mujeres más. También estaba el Apóstol San Juan al lado
de su Madre. Antes de morir, Jesús, sabiendo que había
cumplido ya todo, dijo: Todo está cumplido. Entonces con un
fuerte grito, inclinó la cabeza y murió. (Jn. 19, 17-30). Jesús es sepultado:
José de Arimatea, persona importante, miembro
del Consejo Supremo de los Judíos, pero que era también
seguidor de Jesús y esperaba que se estableciera el Reino de
Dios, fue al atardecer a Pilato y le pidió: Permíteme bajar de
la cruz a Jesús y darle sepultura. Pilato le dio permiso para
sepultar el cuerpo de Jesús. José compró un lienzo,
descolgaron de la cruz el cuerpo de Jesús, lo envolvió en el
lienzo y lo pusieron en un sepulcro excavado en la roca.
Después se colocó una gran piedra para tapar la entrada del
sepulcro.
*****
LUNES SANTO
Misa normal cuyas lecturas son:
Lectura del libro de Isaías 42, 1-7
Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien
sostengo;mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he
puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las
naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las
calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo
vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el
derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el
derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.» Así
dice el Señor Dios, que creó y desplegó los cielos,
consolidó la tierra con su vegetación, dio el
respiro al pueblo que la habita y el aliento a los que se
mueven en ella: «Yo, el Señor, te he llamado con
justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te
he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para
que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de
la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las
tinieblas.»
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 26, 1. 2. 3. 13-14 (R/.: 1a)
R/. El Señor es mi luz y mi salvación. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El
Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R/. Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne,
ellos? enemigos y adversarios, tropiezan y caen. R/. Si un ejército acampa contra mi, mi corazón no tiembla;si
me declaran la guerra, me siento tranquilo. R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el
Señor. R/.
Versículo antes del evangelio Salve, Rey nuestro, solamente tú te has compadecido de nuestros
errores.
EVANGELIO DE LA MISA
Lectura del santo evangelio según san Juan 12,1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde
vivía Lázaro, a quien habla resucitado de entre los
muertos. Allí le ofrecieron una cena;Marta servia, y
Lázaro era uno de los que estaban con el a la mesa. María
tomó una libra de perfume de nardo, autentico y costoso, le
ungió a Jesús los pies y se los enjugo con su
cabellera. Y la casa se lleno de la fragancia del
perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que
lo iba a entregar, dice: —«¿Por qué no se ha vendido
este perfume por trescientos denarios para dárselos a los
pobres?» Esto lo dijo, no porque le importasen los
pobres, sino porque era un ladrón;y como tenía la bolsa
llevaba lo que iban echando. Jesús dijo: —«Déjala;lo
tenía guardado para el día de mi sepultura;porque a los
pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no
siempre me tenéis.» Una muchedumbre de judíos se enteró
de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino
también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre
los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar
también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa,
se les iban y creían en Jesús.
MARTES SANTO
Misa normal cuyas lecturas son:
Lectura del libro de Isaías (49,1-6): Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el vientre materno, de las
entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre. Hizo de mi
boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su
mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me
dijo: - «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me
glorificaré». Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en
nada he gastado mis fuerzas». En realidad el Señor
defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y
ahora dice el Señor,el que me formó desde el vientre como
siervo suyo, para que le devolvise a Jacob, para que le
reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios.
Y mi Dios era mi fuerza: - «Es poco que seas mi siervo para restablecer las
tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de
Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación
alcance hasta el confín de la tierra».
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15.17
R/. Mi boca contará tu salvación, Señor A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame. R. Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa. R. Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R. Mi boca contará tu justicia, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R.
EVANGELIO DE LA MISA
Lectura del santo evangelio según san Juan
(13,21-33.36-38):
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus
discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio
diciendo: - «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a
entregar». Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no
saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la
mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para
que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le
preguntó: - «Señor, ¿quién es?». Le contestó Jesús: - «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado». Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el
Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le
dijo: - «Lo que vas hacer, hazlo pronto». Ninguno de los comensales entendió a qué se refería.
Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús
le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar
algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió
inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: - «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es
glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también
Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.
Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me
busca¬réis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora
a vosotros: "Donde yo voy, vosotros no podéis ir"» Simón Pedro le dijo: - «Señor, ¿a dónde vas?». Jesús le respondió: - «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás
más tarde». Pedro replicó: - «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida
por ti». Jesús le contestó: - «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad
te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado
tres veces».
Palabra del Señor
MIÉRCOLES SANTO
Misa normal cuyas lecturas son:
Lectura del libro de Isaías 50, 4-9a
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber
decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me
espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El
Señor me abrió el oído;yo no resistí ni me eché atrás:
ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas
a los que mesaban mi barba;no me tapé el rostro ante ultrajes
ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los
ultrajes;por eso endurecí el rostro como pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi
defensor, ¿quién pleiteará contra mí?? Comparezcamos
juntos. ¿Quién tiene algo contra mi? Que se me acerque.
Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 68, 8-10. 21-22. 31 y 33-34
(R/.:14c y b)
R/. Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu
favor. Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi
rostro. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi
madre;porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen
sobre mí. R/. La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco. Espero
compasión, y no la hay; consoladores, y no los
encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron
vinagre. R/. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su
grandeza con acción de gracias. Miradlo, los humildes, y
alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus
cautivos. R/.
Aclamación del Evangelio
Versículo antes del evangelio Salve, Rey nuestro, solamente
tú te has compadecido de nuestros errores.
EVANGELIO DE LA MISA
Lectura del santo evangelio según san Mateo 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote,
fue a los sumos sacerdotes y les propuso: —«¿Qué
estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?» Ellos se
ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba
buscando ocasión propicia para entregarlo. El
primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús
y le preguntaron: —«¿Dónde quieres que te preparemos la
cena de Pascua?» Él contestó: —«Id a la ciudad, a
casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento
está cerca;deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis
discípulos."» Los discípulos cumplieron las
instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al
atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían
dijo: —«Os aseguro que uno de vosotros me va a
entregar.» Ellos, consternados, se pusieron a
preguntarle uno tras otro: —«¿Soy yo acaso, Señor?» Él
respondió: —«El que ha mojado en la misma fuente que
yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va,
como está escrito de él;pero, ¡ay del que va a entregar al
Hijo del hombre!;más le valdría no haber nacido.» Entonces
preguntó Judas, el que lo iba a entregar: —«¿Soy yo
acaso, Maestro?» Él respondió: —«Tú lo has
dicho.»
A partir del jueves santo comienza el triduo pascual, los
tres(3) días más importantes de la liturgia católica y con
la cual finaliza el tiempo de la cuaresma : 1 día de
triduo pascual jueves Santo; 2 día de triduo pascual viernes
Santo; 3 día de triduo pascual sábado Santo: Cuyo
contenido "Es el memorial de un drama de amor que nos
evidencia que nunca seremos abandonados en las pruebas de la
vida."
JUEVES SANTO
AQUÍ COMIENZA EL 1 DÍA DE TRIDUO PASCUAL
Celebraciones de este día:
1. MISA CRISMAL, celebrada en la mañana en las
respectivas Diósecis los Obispos y sacerdotes en un
altar, donde consagran los santos óleos(aceites), que se
usaran durante el año en los Sacramentos del Bautismo,
Confirmación, Orden sacerdotal, Unción de los enfermos y
otras celebraciones.
Las lecturas de esta misa son:
2. Misa en la tarde durante la cual y antes del ofertorio
se conmemora la Última Cena y el lavatorio de pies,
igualmente la instuitución de la Eucaristía y el Orden
sacerdotal.
Las lecturas de la misa vespertina son:
Primera lectura del libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en
tierra de Egipto: «Este
mes será para vosotros el principal de los meses; será para
vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de
los hijos de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará
un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es
demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino
más próximo a su casa, hasta completar el número de
personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año; lo
escogeréis entre los corderos o los cabritos. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la
asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer”.
Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de
la casa donde lo comáis. Esa noche comeréis la carne, asada
a fuego, y comeréis panes sin fermentar y hierbas
amargas. Y lo comeréis
así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón
en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la
Pascua, el Paso del Señor. Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a
todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los
hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los
dioses de Egipto. Yo, el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis.
Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no
habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera a
la tierra de Egipto. Este será un día memorable para vosotros; en él
celebraréis fiesta en honor del Señor. De generación en
generación, como ley perpetua lo festejaréis».
SALMO RESPONSORIAL
Sal 115, 12-13. 15-16. 17-18
R/. El cáliz de la bendición es comunión de la sangre de
Cristo
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor. R/.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas. R/.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando el nombre del Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R/.
Segunda lectura de la carta del apóstol Pablo a los
Corintios 11,23-26
Hermanos:Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a
mi vez os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en
que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción
de Gracias, lo partió y dijo:«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto
en memoria mía». Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:«Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto
cada vez que lo bebáis, en memoria mía». Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del
cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
EVANGELIO DE LA MISA
Lectura del santo evangelio según san Juan 13, 1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había
llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo
amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo. Estaban
cenando; ya el diablo había suscitado en el corazón de
Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo;
y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus
manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la
cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe;
luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies
a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había
ceñido. Llegó a Simón
Pedro, y este le dice: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?». Jesús le replicó: «Lo
que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás
más tarde». Pedro le
dice: «No me lavarás
los pies jamás». Jesús
le contestó: «Si no te
lavo, no tienes parte conmigo». Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies, sino también las manos y la
cabeza». Jesús le
dice: «Uno que se ha
bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él
está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no
todos». Porque sabía
quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis
limpios». Cuando acabó
de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y
les dijo: «¿Comprendéis
lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el
Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si
yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también
vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado
ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros
también lo hagáis».
Además conmemoramos este día la noche de oración de Jesús
en el Huerto de Los Olivos
Marcos 14:32-42
Fueron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús les dijo a
sus discípulos: «Siéntense aquí mientras yo oro». Se llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a sentir
temor y tristeza. «Es tal la angustia que me invade que me siento
morir —les dijo—. Quédense aquí y vigilen».
Yendo un poco más allá, se postró en tierra y empezó a
orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por
aquella hora. Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber
este trago amargo,pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres
tú».
Luego volvió a sus discípulos y los encontró
dormidos. «Simón —le dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una
hora? Vigilen y oren para que no caigan en tentación. El
espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».
Una vez más se retiró e hizo la misma
oración. Cuando volvió, los encontró dormidos otra vez, porque se
les cerraban los ojos de sueño. No sabían qué
decirle. Al volver por tercera vez, les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? ¡Se acabó! Ha llegado
la hora. Miren, el Hijo del hombre va a ser entregado en
manos de pecadores. ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me
traiciona!»
MONUMENTO Y VISITA DE LAS SIETE IGLESIAS
Luego de la misa vespertina tiene lugar hacer un monumento para resaltar la Eucaristía, y
exponerla de una manera solemne para la adoración de los
fieles.
Es una tradición en nuestro medio visitar siete
monumentos en templos diferentes, la razón de esto es:
"los ires y venires de Jesús" la noche de su
traición.
1 Monumento. Recuerda el camino desde el cenáculo
hasta el huerto de Getsemaní.
2 Monumento. Desplazamiento desde el Huerto de los
Olivos a casa de Anás, donde Jesús fue
interrogado.
3 Monumento. Ruta a casa de Caifás donde Jesús
sufrió insultos y escupitazos.
4 Monumento. Presencia de Jesús ante Poncio
Pilato.
5 Monumento. Comparecencia de Jesús ante
Herodes.
6 Monumento. Segunda presentación de Jesús ante
Poncio Pilato, coronado de espinas y condenado a
muerte.
7 Monumento. Periplo desde la casa de Poncio
Pilato hasta el monte El Calvario.
Debo anotar que otros asemejan los siete monumentos con
las siete iglesias descritas en el Apocalipsis de Juan:
Iglesia de Efeso(iglesia que había dejado su primer amor), Iglesia de Esmirna(iglesia que sufriría persecución), Iglesia de Pérgamo(iglesia que necesitaba arrepentirse), Iglesia de Tiatira(iglesia que tenía una falsa profetisa), Iglesia de Sardis(iglesia que había quedado dormida), Iglesia de Filadelfia(iglesia que había perseverado pacientemente), Iglesia de Laodicea(iglesia con una fe tibia).
Esto nos indica las diferentes situaciones en que puede
hallarse la iglesia en cualquier periodo de la
historia.
VIERNES SANTO
2 DÍA DE TRIDUO PASCUAL: PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS
Momento culminante del amor de Jesús, día de silencio, de
penitencia, ayuno y abstinencia.
No hay ofertorio, ni consagración de especies eucarísticas
y se realiza comunión eucarística.
Veamos cada una de estas ceremonias
VIACRUCIS
En cada estación iniciamos con: "Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. Que por tu
Santa Cruz redimiste al mundo."
Al final del Viacrucis y de manera opcional leen la
siguiente oración, la acomodo para que la lean:
En las horas de la tarde se da comienzo a:
LITURGIA DE LA PALABRA(2 lecturas, 1 salmo, 1
evangelio)
Lectura del libro de Isaías (52,13–53,12):
Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho.
Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no
parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a
muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver
algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó
nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor.
Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra
árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto
atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un
hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el
cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. Él
soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores;
nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado
pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado
por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó
sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como
ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó
sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado,
voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como
cordero llevado al matadero, como oveja ante el
esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin
justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo
arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de
mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los
malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había
cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor
quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida
como expiación; verá su descendencia, prolongará sus años,
lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los
trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de
conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó
con los crímenes de ellos. Le daré una multitud como
parte, y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque
expuso su vida a la muerte y fue contado entre los
pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por
los pecadores.
Palabra de Dios
Sal 30,2.6.12-13.15-16.17.25 R/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu
A ti , Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R/.
Soy la burla de todos mis enemigos,
la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos;
me ven por la calle, y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cacharro inútil. R/.
Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano están mis azares;
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor. R/.
Lectura de la carta a los Hebreos (4,14-16;5,7-9): Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo
sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo
de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de
compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido
probado en todo exactamente como nosotros, menos en el
pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la
gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que
nos auxilie oportunamente. Cristo, en los días de su vida
mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y
súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su
angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió,
sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha
convertido para todos los que le obedecen en autor de
salvación eterna. Palabra de Dios
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
(18,1–19,42):
C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al
otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y
entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor,
conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo
allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la
patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los
fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas.
Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y
les dijo:
+ «¿A quién buscáis?»
C. Le contestaron:
S. «A Jesús, el Nazareno.»
C. Les dijo Jesús:
+ «Yo soy.»
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al
decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra.
Les preguntó otra vez:
+ «¿A quién buscáis?»
C. Ellos dijeron:
S. «A Jesús, el Nazareno.»
C. Jesús contestó:
+ «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad
marchar a éstos»
C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido
a ninguno de los que me diste.» Entonces Simón Pedro,
que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del
sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado
se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
+ «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado
mi Padre, ¿no lo voy a beber?»
C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos
prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a
Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel
año; era Caifás el que había dado a los judíos este
consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el
pueblo.» Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús.
Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró
con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras
Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro
discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la
portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de
portera dijo entonces a Pedro:
S. «¿No eres tú también de los discípulos de ese
hombre?»
C. Él dijo:
S. «No lo soy.»
C. Los criados y los guardias habían encendido un
brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También
Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo
sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y
de la doctrina. Jesús le contestó:
+ «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado
continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se
reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a
escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los
que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo
que he dicho yo.»
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaban
allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
S. «¿Así contestas al sumo sacerdote?»
C. Jesús respondió:
+ «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado;
pero si he hablado como se debe, ¿por qué me
pegas?»
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo
sacerdote. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le
dijeron:
S. «¿No eres tú también de sus discípulos?»
C. Él lo negó, diciendo:
S. «No lo soy.»
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de
aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
S. «¿No te he visto yo con él en el huerto?»
C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo.
Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el
amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no
incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió
Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:
S. «¿Qué acusación presentáis contra este
hombre?»
C. Le contestaron:
S. «Si éste no fuera un malhechor, no te lo
entregaríamos.»
C. Pilato les dijo:
S. «Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra
ley.»
C. Los judíos le dijeron:
S. «No estamos autorizados para dar muerte a
nadie.»
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando
de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el
pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Jesús le contestó:
+ «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de
mí?»
C. Pilato replicó:
S. «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos
sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
C. Jesús le contestó:
+ «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de
este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera
en manos de los judíos. Pero mi reino no es de
aquí.»
C. Pilato le dijo:
S. «Conque, ¿tú eres rey?»
C. Jesús le contestó:
+ «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para
esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad.
Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»
C. Pilato le dijo:
S. «Y, ¿qué es la verdad?»
C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos
y les dijo:
S. «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre
entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad.
¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?»
C. Volvieron a gritar:
S. «A ése no, a Barrabás.»
C. El tal Barrabás era un bandido. Entonces Pilato tomó
a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una
corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le
echaron por encima un manto color púrpura; y,
acercándose a él, le decían:
S. «¡Salve, rey de los judíos!»
C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y
les dijo:
S. «Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no
encuentro en él ninguna culpa.»
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas
y el manto color púrpura. Pilato les dijo:
S. «Aquí lo tenéis.»
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los
guardias, gritaron:
S. «¡Crucifícalo, crucíficalo!»
C. Pilato les dijo:
S «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no
encuentro culpa en él.»
C. Los judíos le contestaron:
S «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que
morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.»
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más
y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:
S. «¿De dónde eres tú?»
C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le
dijo:
S. «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad
para soltarte y autoridad para crucificarte?»
C. Jesús le contestó:
+ «No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la
hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado
a ti tiene un pecado mayor.»
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero
los judíos gritaban:
S. «Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el
que se declara rey está contra el César.»
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera
a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que
llaman "el Enlosado" (en hebreo Gábbata). Era el día de
la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo
Pilato a los judíos:
S. «Aquí tenéis a vuestro rey.»
C. Ellos gritaron:
S. «¡Fuera, fuera; crucifícalo!»
C. Pilato les dijo:
S. «¿A vuestro rey voy a crucificar?»
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. «No tenemos más rey que al César.»
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al
sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice
Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos,
uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un
letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba
escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos.»
Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el
lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en
hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de
los judíos dijeron a Pilato:
S. «No, escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste
ha dicho: Soy el rey de los judíos."»
C. Pilato les contestó:
S. «Lo escrito, escrito está.»
C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron
su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado,
y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura,
tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se
dijeron:
S. «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a
quién le toca.»
C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis
ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los
soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la
hermana de María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre
y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su
madre:
+ «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
C. Luego, dijo al discípulo:
+ «Ahí tienes a tu madre.»
C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su
casa. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había
llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura
dijo:
+ «Tengo sed.»
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando
una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se
la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre,
dijo:
+ «Está cumplido.»
C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Los
judíos entonces, como era el día de la Preparación, para
que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado,
porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a
Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran.
Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero
y luego al otro que habían crucificado con él; pero al
llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le
quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con
la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió
sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su
testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para
que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se
cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en
otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que
atravesaron.» Después de esto, José de Arimatea, que era
discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos,
pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de
Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó
el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a
verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura
de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo
vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a
enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio
donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo
donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para
los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro
estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
Palabra del Señor
SERMÓN DE LAS SIETE PALABRAS
ORACIÓN UNIVERSAL
Monición:
Todos los domingos, en la Eucaristía, después de
escuchar la Palabra de Dios, levantamos los ojos y
oramos por las necesidades de la Iglesia y del mundo
entero. Hoy, después de haber escuchado la narración
emocionante de la Pasión del Señor, nuestra oración
quiere ser más intensa que nunca. Oremos
hermanos con todo nuestro corazón para que nadie quede
fuera de la vida que nace de la cruz de
Jesucristo.
1. Por la Santa Iglesia
Oremos, hermanos, por la santa Iglesia de Dios, para
que el Señor le conceda la paz y la unidad, la proteja
en todo el mundo y nos conceda la vida serena, para
alabar a Dios Padre todo poderoso. (Pausa)
2. Por el Papa
Oremos también por nuestro santo padre el Papa
Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo
llamó de entre los obispos, lo asista y proteja para
bien de la Iglesia, como guía y pastor del pueblo
santo de Dios. (Pausa)
3. Por el Pueblo de Dios y sus Ministros
Oremos también por nuestro Arzobispo N., por todos
los obispos, presbíteros y diáconos, por los que
ejercen algún ministerio en la Iglesia, y por todos
los miembros del pueblo santo de Dios. (Pausa)
4. Por los Catecúmenos
Oremos también por los catecúmenos, para que Dios
nuestro Señor les ilumine interiormente, y les
comunique su amor; y para que, mediante el bautismo,
se les perdonen todos sus pecados y queden
incorporados a Cristo Nuestro
Señor. (Pausa)
5. Por la unidad de los cristianos
Oremos también por todos aquellos hermanos nuestros
que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor les
conceda vivir sinceramente lo que profesan y se digne
reunirlos para siempre en un solo rebaño, bajo un solo
pastor. (Pausa)
6. Por los Judíos
Oremos también por el pueblo Judío, al que Dios se
dignó hablar por medio de los profetas, para que el
Señor le conceda progresar continuamente en el amor a
su nombre y en fidelidad a su alianza. (Pausa)
7. Por los que no creen en Cristo
Oremos también por los que no creen en Cristo, para
que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan
encontrar el camino de la
salvación. (Pausa)
8. Por los que no creen en Dios
Oremos también por los que no conocen a Dios, para
que obren siempre con bondad y rectitud y puedan
llegar así a conocer a Dios (Pausa)
9. Por los gobernantes
Oremos también por los jefes de Estado y todos los
responsables de los asuntos públicos, para que Dios
nuestro Señor les inspire decisiones que promuevan el
bien común, en un ambiente de paz y
libertad. (Pausa)
10. Por los que se encuentran en alguna
tribulación
Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que
libre al mundo de todas sus miserias, dé salud a los
enfermos y pan a los que tienen hambre, libre a los
encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda
seguridad a los que viajan, un pronto retorno a los
que se encuentran lejos del hogar y la vida eterna a
los moribundos. (Pausa)
Este segundo link, corresponde al Himno de la cruz,
uno de los
más bellos pasajes en relación con la Santa
Veracruz(verdadera cruz)
Lo anexo en español para
que lo disfruten en su contenido:
Terminada la oración universal, se hace la
adoración solemne de la santa Cruz, elijase la forma
que se juzgue más apropiada pastoralmente, de
acuerdo con las circunstancias.
INVITATORIO AL PRESENTAR LA CRUZ
V. Miren el árbol de la cruz, donde estuvo
clavado Cristo, el salvador del mundo. R/. Vengan y adoremos. V. Miren el árbol de la cruz, donde estuvo
clavado Cristo, el salvador del mundo. R/. Vengan y adoremos. V. Miren el árbol de la cruz, donde estuvo
clavado Cristo, el salvador del mundo. R/. Vengan y adoremos.
El sacerdote, el clero y los fieles se acercan
procesionalmente y adoran la cruz, haciendo delante de
ella una genuflexión simple o algún otro signo de
veneración (como el de besarla), según la
costumbre de la región. Mientras tanto, se canta la
antífona "Tu Cruz adoramos" (p.302ss), los
Improperios, u otros cánticos apropiados. Terminada la
adoración, la cruz es llevada al altar y puesta
en un lugar relevante, con los ciriales o los
candeleros a su lado.
IMPROPERIOS
Las partes que corresponden al primer coro se indican
con el número 1; las que corresponden al segundo con
el número 2; las que deben cantarse juntamente por los
dos coros, con los números 1 y 2. Algunos versos
también pueden cantarse por dos cantores.
I
1 y 2. Pueblo mío, ¿qué mal te he causado, o en
qué cosa te he ofendido? Respóndeme. 1. ¿Porque
yo te saqué de Egipto, tú le has preparado una cruz a
tu Salvador? 2. Pueblo mío, ¿qué mal te he
causado, o en qué cosa te he ofendido? Respóndeme. 1. Hágios
o Theós. 2. Santo Dios. l. Hágios
Ischyrós. 2. Santo fuerte. 1. Hágios
Athánatos, eléison himás. 2. Santo inmortal,
ten piedad de nosotros. 1 y 2. ¿Porque yo te
guié cuarenta años por el desierto, te alimenté con el
maná y te introduje en una tierra fértil, tú le
preparaste una cruz a tu Salvador? 1. Hágios
O Theós. 2. Santo Dios. l. Hágios
Ischyrós. 2. Santo fuerte. l. Hágios
Athánatos, eléison himás. 2. Santo inmortal,
ten piedad de nosotros. 1 y 2. ¿Qué más pude
hacer, o qué dejé sin hacer por ti? Yo mismo te elegí
y te planté, hermosa viña mía, pero tú te has vuelto
áspera y amarga conmigo, porque en mi sed me diste de
beber vinagre y has plantado una lanza en el costado a
tu Salvador. 1. Hágios o Theós. 2. Santo
Dios. l. Hágios Ischyrós. 2. Santo
fuerte. l. Hágios Athánatos, eléison
himás. 2. Santo inmortal, ten piedad de
nosotros.
II
Cantores:
Por ti yo azoté a Egipto y a sus primogénitos, y tú
me has entregado para que me azoten.
1 Y 2 repiten: Pueblo mío, ¿qué mal te he
causado, o en qué cosa te he ofendido? Respóndeme. Cantores: Yo
te saqué de Egipto y te libré del faraón en el Mar
Rojo, y tú me has entregado a los sumos sacerdotes. 1
y 2 repiten: Pueblo mío ... Cantores: Yo
te abrí camino por el mar, y tú me has abierto el
costado con tu lanza. 1 y 2 repiten: Pueblo
mío ... Cantores: Yo te serví de guía con
una columna de nubes, y tú me has conducido al
pretorío de Pilato. 1 y 2 repiten: Pueblo
mío ... Cantores: Yo te di de comer maná en
el desierto y tú me has dado de bofetadas y azotes. 1
y 2 repiten: Pueblo mío ... Cantores: Yo
te di a beber el agua salvadora que brotó de la peña,
y tú me has dado a beber hiel y vinagre. 1 y
2 repiten: Pueblo mío ... Cantores: Por
ti yo herí a los reyes cananeos, y tú, con una caña,
me has herido en la cabeza. 1 y
2 repiten: Pueblo mío ... Cantores: Yo
puse en tus manos un cetro real, y tú me has puesto en
la cabeza una corona de espinas. 1 y
2 repiten: Pueblo mío ...
Cantores:
Yo te exalté con mi omnipotencia, y tú me has hecho
subir a la deshonra de la Cruz.
1 y 2 repiten: Pueblo mío ...
HIMNO
Todos:
Cruz amable y redentora, árbol noble, espléndido.
Ningún árbol fue tan rico, ni en sus frutos ni en su
flor Dulce leño, dulces clavos. Dulce el fruto que nos
dio. Cantores: Canta, oh lengua jubilosa, el
combate singular en que el Salvador del mundo,
inmolado en una cruz, con su sangre redentora a los
hombres rescató. Todos: Cruz amable y
redentora, árbol noble, espléndido. Ningún árbol fue
tan rico, ni en sus frutos ni en su flor. Cantores: Cuando
Adán, movido a engaño, comió el fruto del Edén, el
Creador, compadecido, desde entonces decretó que un
árbol nos devolviera lo que un árbol nos quitó. Todos: Dulce
leño, dulces clavos, dulce el fruto que nos dio. Cantores: Quiso,
con sus propias armas, vencer Dios al seductor, la
sabiduría a la astucia fiero duelo le aceptó, para
hacer surgir la vida donde la muerte brotó. Todos: Cruz
amable y redentora, árbol noble, espléndido. Ningún
árbol fue tan rico, ni en sus frutos ni en su flor. Cantores: Cuando
el tiempo hubo llegado, el Eterno nos envió a su Hijo
desde el cielo, Dios eterno como él, que en el seno de
una Virgen carne humana revistió. Todos: Dulce
leño, dulces clavos, dulce el fruto que nos dio. Cantores: Hecho
un niño está llorando, de un pesebre en la estrechez.
En Belén, la Virgen madre en pañales lo envolvió. He
allí al Dios potente, pobre, débil, párvulo. Todos: Cruz
amable y redentora, árbol noble, espléndido. Ningún
árbol fue tan rico, ni en sus frutos ni en su flor. Cantores: Cuando
el cuerpo del Dios-Hombre alcanzó su plenitud, al
tormento, libremente, cual cordero, se entregó, pues a
ello vino al mundo a morir en una cruz. Todos: Dulce
leño, dulces clavos, dulce el fruto que nos dio. Cantores: Ya
se enfrenta a las injurias, a los golpes y al rencor,
ya la sangre está brotando de la fuente de salud. En
qué río tan divino se ha lavado la creación. Todos: Cruz
amable y redentora, árbol noble, espléndido. Ningún
árbol fue tan rico, ni en sus frutos ni en su flor. Cantores: Árbol
santo, cruz excelsa, tu dureza ablanda ya, que tus
ramas se dobleguen al morir el Redentor y en tu tronco
suavizado, lo sostengas con piedad. Todos: Dulce
leño, dulces clavos, dulce el fruto que nos dio. Cantores: Feliz
puerto preparaste para el mundo náufrago y el rescate
presentaste para nuestra redención, pues la Sangre del
Cordero en tus brazos se ofrendó. Todos: Cruz
amable y redentora, árbol noble, espléndido. Ningún
árbol fue tan rico, ni en sus frutos ni en su flor. Conclusión
que nunca debe omitirse: Todos: Elevemos
jubilosos a la augusta Trinidad, nuestra gratitud
inmensa, por su amor y redención, al eterno Padre, al
Hijo y al Espíritu de amor. Amén.
SAGRADA COMUNIÓN
"Canta, lengua, la victoria del más glorioso
combate, y celebra el noble triunfo de la cruz,
y cómo el Redentor del mundo venció inmolado en
ella"
Se extiende un pequeño mantel sobre el altar y se
colocan sobre él un corporal, un purificador y el
libro. Se trae el Santísimo Sacramento del lugar donde
se reservó y se deposita sobre el altar. Dos acólitos
con candelabros encendidos acompañan al Santísimo
Sacramento. Una vez depositado el Santísimo Sacramento
sobre el altar y descubierto el copón, el sacerdote
hace genuflexión. Ahí, teniendo las manos juntas,
invita a decir la oración dominical
(Padrenuestro).
C. Fieles a la recomendación
del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza, nos
atrevemos a decir: T. Padre
nuestro ... C. Líbranos de
todos los males, Señor, y concédenos la paz en
nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de
nuestro Salvador, Jesucristo. T. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por
siempre, Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que nos has redimido con
la gloriosa muerte y resurrección de tu Hijo
Jesucristo, prosigue en nosotros la obra de tu
misericordia, para que, mediante nuestra participación
en este misterio, permanezcamos dedicados a tu
servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Envía, Señor, sobre este pueblo tuyo, que ha
conmemorado la muerte de tu Hijo, en espera de su
resurrección, la abundancia de tu bendición; llegue a
él tu perdón, reciba tu consuelo, se acreciente su fe
santa y se consolide su eterna redención. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Y todos, haciendo
genuflexión a la Cruz, se retiran en silencio. No se
dan avisos. A su debido tiempo se desnuda de nuevo el
altar.
SÁBADO SANTO
3 DÍA DE TRIDUO PASCUAL: VIGILIA PASCUAL
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