Aún en su deterioro esta bella huella neocolonial era majestuosa, allí vivió a comienzos del siglo XX Don Gustavo Restrepo Mejía, personaje riquísimo que en sus viajes al viejo continente traía en su mente ideas que fue plasmando en esta joya arquitectónica. Por muchos años estuvo a la deriva de indigentes –una pocilga- en eso fue convertida hasta que a comienzos del 2011 dos personajes con sus propios recursos gestionaron los permisos para actuar en la restauración del Edificio España. Ojalá existierán más personas como ellos, qué les duele la ciudad, la recuperan, y hacen de algo bueno mucho mejor.
A estos dos benefactores muchas gracias por tan elogiosa obra